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Pan de riñón, tradición que por más de 80 años ha caracterizado al municipio de Centla

Tres generaciones de la familia Trejo reunidos garantizan la elaboración del pan del riñón.

“Dicen que en la vida el que no lo tiene, lo desea; y el que lo tiene, poco le importa, yo me he esforzado siempre, mi amor era el trabajo, duro y duro trabajando, demostrándoles a mis hijos como se hizo el negocio”, desde el corazón, así nos habla don Miguel Ángel Trejo Díaz, propietario de la panificadora y pastelería La Providencia.

Visitar el municipio de Centla, Tabasco, y no probar el pan de riñón que fue creado por su padre, y que se vende ahí desde hace más de 80 años, es no formar parte de la tradición.

Originario de Frontera, don Miguel Trejo tiene un mar de historias por contar. Desciende de una familia que se ha dedicado a este oficio, y añade que su papá solo hacía el pan de riñón en fechas especiales como el 10 de mayo, 24 y 31 de diciembre.

En la actualidad, se hacen de 150 a 200 piezas diario, durante los 365 días del año. Y además del relleno de membrillo, ahora se hacen de queso amarillo y philadelphia. 

Gusta tanto que los visitantes los han llevado a diversos estados del país, incluso a Estados Unidos y Cuba. El precio del tamaño chico es de 60 pesos, y del grande 100. 

En la panadería -ubicada en la calle Zaragoza-, laboran 22 personas y la producción diaria, además del pan de riñón, llega a ser de 10 mil piezas, siendo el sábado el día que más venden.

En las paredes del establecimiento, que ofrece el pan de ocho de la mañana a 10 de la noche, se aprecian varios diplomas y reconocimientos que le han entregado a don Miguel por su participación en cursos y talleres, ya que es un fiel convencido de lo importancia de prepararse para mejorar la calidad de sus productos.

Con nostalgia relata sus peripecias en la Ciudad de México, a donde acudió de joven para estudiar en una escuela francesa el arte de hacer pan y pasteles. Hoy, a sus 73 años, solo prepara pan cuando no hay suficiente personal, pero en su momento llegó a trabajar hasta 23 horas seguidas. 

Continuando con la costumbre familiar, su hijo Jesús Miguel, conocido como el “Negro Trejo”, y su nieto Gerardo son los que hoy en día preparan el pan.

Desde las cuatro de la madrugada se empiezan a elaborar las piezas y finalizan alrededor del mediodía, pero cuando es temporada de lluvia pueden continuar hasta las tres de la tarde, porque la demanda aumenta.

El señor Trejo confiesa que desconoce porque su papá bautizó el pan con el nombre de “riñón”, pero lo que sí sabe, es que el azúcar es el ingrediente principal, y aunque otras personas también lo elaboran, no se igualan a los que se preparan en La Providencia.

Hombre generoso, no duda en regalar una pieza de pan a quien lo visita, y al cuestionarlo sobre cómo se siente por impulsar un negocio que es tradición infaltable en la mesa de cada hogar centleco, don Miguel se dice contento, porque “el que siembra tiene que cosechar, porque no ha habido uno que me iguale, eso es el orgullo de uno”.

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Museo del Dulce

Una celebración del pueblo de Jalapa a su historia y tradición culinaria

Con el apoyo de la población se fundó el Museo del Dulce “Corazón de Jalapa”, Un homenaje a los dulceros de este municipio ubicado en la zona Sierra del estado de Tabasco.


En la entrada una placa destaca que “a través de sus memorias” se reconoce el
gran legado cultural e histórico; el valor de la gente que ha construido con sus
manos un testimonio de su pasado que narra la grandeza de este pueblo, y el arte
culinario del dulce.
Inaugurado el 24 de noviembre del 2017, este espacio interdisciplinario etnográfico
representa al emblema de Jalapa: El dulce envuelto en joloche.
Félix Priego Díaz del Castillo y Teresa Zurita son los padres de Higinio Priego
Zurita, oriundo del municipio, inventor de esta tradición de envolver los dulces
típicos de la región con hojas de elote, conocida como joloche.
Él viajó a la Ciudad de México, junto con un grupo de jóvenes, enviados por
Tomás Garrido para prepararse académicamente. Estudió en la escuela de
Agricultura, y en 1920 recibió el título de Industrialización de la leche.
A su regreso se va a Frontera, Centla a mostrar lo que aprendió, y en esa época
inventó envolver el dulce de naranja agria en hoja de joloche.
Otros dulces que también se envuelven en joloche -cuyo uso data de la época
prehispánica-, son los de camote con piña y camote con guanabana; aunque en el
museo se pueden apreciar la variedad de los que se elaboran a base de frutas de
la temporada como el nance, mango, papaya y grosella.
Así también, los preparados con leche combinados con pataste, cajeta, fresa,
zapote, café, canela, nuez, y cacahuate, entre otros.


El interés principal al crear el museo es preservar para las generaciones presentes
y futuras, el patrimonio cultural y el deleite del dulce. Sin embargo, la población de Aztapa, Chipilinar, y de la cabecera municipal donó diferentes objetos, como un cayuco denominado jalapalo con garabato, hecho en 1960.
Además de fotografías y documentos históricos, hay planchas, monedas, billetes, máquinas de coser, baúles, un trapiche de fierro de 1905, y un escudo nacional en madera decorada de 1920, a cada uno de ellos se le da el crédito de la persona
que lo cedió. Sin duda, uno de los principales atractivos del museo es la cocina tradicional tabasqueña hecha de guano, con su fogón, tablas para elaborar dulces, y trastes. Además de la exhibición permanente, hay una tienda donde se pueden adquirir
dulces y productos locales; un área de lectura, conformada por libros que igual

fueron donados por la población. Se cuenta con cafetería, y un espacio donde se
realizan conferencias y actividades culturales.
Quienes gusten visitar el Museo del Dulce, se sitúa a unos 100 metros del parque
central del municipio de Jalapa, y permanece abierto de lunes a sábado, de ocho
de la mañana a ocho de la noche, el acceso es gratuito.