
Ramón Morales, mejor conocido como don Moncho, transforma los tradicionales ingredientes con los que se elabora el pan, en un regalo para el paladar. Pero también el olor de las hojaldras, el laurel, las mantecadas, arepas, y conchas, atrapan a quien visita la panadería Lidia, uno de los dos últimos sitios que en Villahermosa, Tabasco, vende pan hecho 100 por ciento de forma artesanal.
A sus 79 años, y con un segundo marcapasos, don Moncho lleva 60 años ejerciendo el oficio de panadero, y sostiene que no cambia la forma de hacerlo “Porque se perdería la tradición, se perdería lo que la gente aprecia, el sabor, la calidad del pan.”

De lunes a viernes, de siete de la mañana a cinco de la tarde, vecinos de la calle Peredo número 502, de la colonia Centro acuden a comprar pan; también se recibe a clientes de otras partes de la ciudad y el Estado, y se entrega a restaurantes, torterías y comercios.
Desde que fue inaugurada en 1984, la única ocasión que la panadería bajó sus cortinas -durante un mes- fue en el 2017, debido a la histórica inundación que afectó a gran parte de Tabasco.
El oriundo del municipio de Centro inició como charolero a los 19 años en la Sociedad Cooperativa de Panaderos, donde aprendió a hacer pan; ahí mismo pasó a ser obrero durante 23 años, hasta que cerró la cooperativa y decidió establecerse por su cuenta.
Don Moncho, cuya pieza favorita de pan es el morrongo, bautizó la panadería con el nombre de la menor de sus siete hijos, quienes laboran con él, al igual que un sobrino.
En esta panadería se percibe un ambiente de camaradería, así lo confirma la familiaridad con la que se tratan los otros ocho empleados y don Moncho, quien expresa su interés por apoyar a quien quiera aprender y salir adelante.

Es por ello que algunos de sus ex trabajadores han puesto sus propios negocios e incluso estudiantes llegan al establecimiento para iniciarse en el oficio.
Además de bolillo, en la panadería Lidia se elaboran 39 tipos de piezas, entre pan dulce y de repostería. Aunque don Moncho desconoce la cantidad de piezas que elaboran diariamente, comenta que al día utilizan 132 kilos de harina para vender el pan recién hecho, donde la diferencia con otras panaderías, son los ingredientes que utilizan.
Durante el mes de diciembre personas provenientes de Monterrey, Mérida y Cancún, además de los clientes locales, hacen fila afuera de la panadería para comprar su famoso pan de caja. Lo mismo sucede en enero y noviembre, cuando preparan rosca de reyes y pan de muerto.
Al escuchar de sus clientes que es “una excelente persona”, don Moncho afirma que esto lo hace ser más responsable y lo anima a poner un mayor interés en su trabajo, para cumplir con la misión de llevar el pan, del horno a la mesa de cientos de hogares.