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La Enrama, una ofrenda de gratitud a San Isidro Labrador

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Entregar el fruto del trabajo a San Isidro Labrador, como una ofrenda de gratitud por las bendiciones obtenidas a lo largo de un año, es una tradición que anualmente celebra la feligresía católica del municipio de Comalcalco, Tabasco. 

Conocida como la Enrama, en la última década esta actividad se realiza el domingo previo al 15 de mayo, Día de San Isidro Labrador, como una invitación a que en medio de la adversidad el pueblo tabasqueño se mantenga en pie.

Prohibida durante la época garridista, se reactivó en 1938, y fue promovida con mayor énfasis a partir de 1948, con la llegada de los misioneros del Espíritu Santo a la región.

El sacerdote Javier Lozano Parkman, originario de la Ciudad de México, que desde hace tres años está al frente de la parroquia, agrega que esta tradición también ayuda a construir el tejido social en comunión, para trabajar en paz y por la vida:

“La Enrama tiene su origen en este sentido de ofrenda, ofrecemos en gratitud al señor, a nuestro Dios, el producto de la tierra, y se comparte. Es un tema de comunidad, de compartir, aquí en Comalcalco, había y estamos tratando de mantener dos dinámicas interesantes: El trueque, que es el intercambio de productos; y el tequio, que es el intercambio de tiempo, de trabajo.”

Con fervor, alegría, y júbilo, llevando productos agrícolas, ganado, y diversos obsequios,familias recorren las calles Ignacio López Rayón y Benito Juárez, hasta llegar al parque central, para arribar a la parroquia erigida en honor al Santo Patrono. 

Esta costumbre siempre ha tenido el propósito de unificar a la comunidad, asegura José García Jiménez, “Los campesinos venían, hacían el recorrido a las 12 del día por la calle principal, era impresionante ver a los señores cargando palos colgados de ofrenda. La gente del pueblo  lo que hacíamos era salir a  ver, y apoyarlos con agua, con pozol.”

En la organización de la Enrama participan cientos de personas, a través de las comisiones de orden, del cacao, de ganado, y pozol, ya que ese día se regala a los asistentes cerca de seis mil litros de esta emblemática bebida tabasqueña.

Tres semanas antes la imagen de San Isidro Labrador recorre las parroquias del municipio, a su regreso empieza la novena, que cada año tiene distintas modalidades, entre ellas, la Enrama de los niños, de los jóvenes, de los ministros de la liturgia, los catequistas adultos, del apostolado de la cruz, de la adoración nocturna, el cursillo de cristiandad, y la renovación carismática.

“Creo que Comalcalco siente esto como un asunto de su propia identidad, es una manera de decir, somos este pueblo, somos de esta tierra, somos de Comalcalco, el cacao es algo primario, fundamental, y sí, es el momento de encontrarnos todo el pueblo celebrando”, afirma el misionero del Espíritu Santo.

En apoyo a la labor pastoral de la iglesia, los productores entregan sus ofrendas: “Aquí abajo se hace un mercadito y todos los productos, el coco, las plantitas, las aves de corral, el arroz, el café, se va vendiendo. La idea es que todo sea a un costo menor al que puedan encontrar en las tiendas, es un esfuerzo que sea una ayuda para todos.”

Los productos se venden en la parroquia San Isidro Labrador durante una semana y después se comercializa en las comunidades. Además, “Nos reunimos con muchos campesinos a hacer la quiebra del cacao, se pone a fermentar, luego se seca y se vende ya procesado. En el caso del ganado, se subasta”, explica el sacerdote Javier Lozano.

Finalmente, acompañada de su familia, la señora Alicia Baltasar Brito desea que las nuevas generaciones conozcan y participen en esta actividad: “Hacemos la extensa invitación, es algo maravilloso, estamos rescatando esas Enramas que se hacían años atrás, y la verdad que estamos muy contentos.”

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