
Manos tabasqueñas tejen y entrelazan años de historia y tradición. Niñas, jóvenes, mujeres adultas, y mayores, unen su experiencia y conocimiento para preservar, de generación en generación, la elaboración de artesanías hechas a base del cojoyo de palma natural o pintada.

En esta ocasión conoceremos la historia de tres mujeres, que junto con otras compañeras, se reúnen en la casa-taller “Artesanías los grillos de Tucta”, ubicado en el poblado Tucta, Nacajuca, del estado de Tabasco.
Solo la edad las diferencia, porque el entusiasmo de crear y compartir el proceso para trabajar con el guano redondo tabasqueño se refleja más que en sus palabras, en sus miradas y gestos.
Mientras realiza el partido del cojoyo, doña Prudencia de la Cruz Sarracino, de 60 años de edad, casada, y madre de siete hijos, narra que sus padres también fueron artesanos y desde pequeña le enseñaron el tejido de la palma de guano.
Recuerda que de los productos que vendían podían subsistir, pero con los años está situación ha cambiado porque la demanda de las artesanías es menor.
Cuando se casó, varias personas de Tucta, entre ellas, su esposo Melesio Pérez Castro, viajaron a la cabecera municipal y aprendieron a hacer tortilleros, bolsos y sombreros, y después enseñaron al resto de la familia.
Sin embargo, la enfermedad tocó a su puerta y por un largo período dejó el oficio, situación que cambió hace dos años cuando en la casa-taller encontró el medio para comercializar las artesanías que realiza con la ayuda de algunas de sus hijas; aunque reconoce que, al igual que otros jóvenes de la comunidad, no muestran tanto interés por resguardar está tradición, ya sea porque emigran para estudiar o porque ahora es más difícil adquirir el material.

El calor que acompaña la tarde no hace mella en doña Prudencia, al contrario, comparte su esperanza de que esta tradición artesanal se pueda preservar por medio de otras personas, que como ella, instruyan a las niñas y niños en este universo de tejidos y colores.
Desde épocas inmemoriales las mujeres de Nacajuca se han dedicado a la producción y los hombres eran quienes viajaban por el río hacia Villahermosa, capital del estado, para vender.
Una de esas tabasqueñas fue doña Petrona Román -quien falleció hace ocho años- pero a sus 87 todavía tejía sombreros y canastas. Su familia tiene una historia de más de 500 años en la tradición de hacer artesanías a base de guano, refiere Sonia García Domínguez. Ella la conoció porque fue la abuela de su esposo Tomás Pérez Hernández, y quien le enseñó este oficio.
No obstante, el encuentro con la palma de guano data de su niñez. Sonia comparte que hace poco más de 40 años, como la mayoría de las familias de Nacajuca, la suya realizaba artesanías para su consumo. Sus padres, transformaban el guano en animalitos con los que ella jugaba.

Aprendido el oficio, y con el apoyo de la carrera que estudió, Licenciatura en Contaduría Pública, desde hace 17 años Sonia empezó a comercializar las artesanías que junto con su esposo e hijos, Tomás de diez años y Sofía Guadalupe, de ocho, realizan. Además de sumar en esta tarea de promoción y venta a otros artesanos del poblado de Tucta.
Ocupada en la tarea de fomentar la tradición y cultura de su pueblo imparte talleres para instruir en esta técnica ancestral, y en su hija ha encontrado a una de sus mejores alumnas, que incluso a veces la supera en el dominio de las ventas, sobre todo de las artesanías que ella misma elabora, plática acompañada de una risa cómplice.
En esta ocasión Sofía Guadalupe se muestra tímida, pero su mirada enmarcada por largas pestañas pocas veces se distrae con el ir y venir de las personas que visitan la casa-taller, está concentrada en el guano que domina con sus hábiles manos, y en 5 minutos termina un pez.

A los seis años aprendió a tejer la palma de guano, no solo sus padres fueron sus maestros, su hermano la enseñó a hacer los grillos. Por ahora Sofía estudia el tercer grado de primaria, pero sin pensarlo dos veces responde: “quiero ser artesana”, cuando se le cuestiona que quiere ser de grande.
Estas tres generaciones de artesanas expresan su amor por el arte, la cultura y tradición con la labor que diariamente realizan. Entre ellas se llaman hermanas, no hacen falta las palabras, en el ambiente se respira la armonía y su entusiasmo por compartir con el resto del mundo la pasión de tejer más sueños y esperanzas.