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Las tortillas de La Güera Isidro: Combinaciones de sabores, irresistibles al paladar.

El rico aroma de una tortilla caliente hecha a mano, de ajonjolí con chicharrón, chaya con carne, chipilín, natural, o de otras novedosas combinaciones, distrae los sentidos de quien pasa por el local de “La auténtica güera”, en el tianguis Jesús Taracena Martínez, de la ciudad de Villahermosa, Tabasco.

Desde las cinco de la mañana y hasta las 3 de la tarde, doña Norma Isidro Almeida, “La güera”, trabaja afanosamente para preparar las tortillas que desde el 2007 empezó a vender, recordando los viejos tiempos de cuando hacía tamalitos:

“Mi abuelita me enseñaba, mi mamá echaba tortilla desde que yo estaba chiquita, empecé a echar tortilla naturales, luego de yuca, de plátano. Inicié en el mercado vendiendo puras tortillas naturales, después fui innovando con las de cabeza de cerdo, chaya con carne, ajo, torreja de yuca.”

La güera comenta que después de la histórica inundación que se padeció en Tabasco en 2007, pasó de vender comida a preparar sus famosas tortillas. La gente empezó a probarlas y proponerle nuevas combinaciones.

Actualmente sigue atendiendo las sugerencias de sus clientes “para que no se aburran de un solo sabor”, y hasta puede presumir que han exportado sus tortillas a otros estados del país, e incluso a los Estados Unidos:

“Normalmente se esperan hasta que vayan a visitarlos y así pues ya le llevan. Me mandan a pedir de Mérida, de Ciudad de México, de Oaxaca, y otros lugares, cuando sus familiares viajan para allá, llevan su tortillita.”

Al día, la güera vende hasta 450 tortillas, 300 en el local que tiene cerca del mercado Pino Suárez, y el resto son pedidos que le realizan algunos restaurantes. Los precios de cada tortilla varían de los 30 a los 50 pesos.

Para finalizar, la originaria del municipio de Nacajuca platica que de todos sus hijos, José Luis Cerino Isidro, abogado de profesión, es a quien le gusta la cocina, y con una sonrisa de orgullo, confía que será quien siga la tradición de su negocio.

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Don Crisanto Javier Solís Martínez

En sus primeros años de escuela Crisanto Javier Solís Martínez aprendió a elaborar artesanías hechas de motusay o mimbre, una tradición que caracteriza al municipio de Tacotalpa.

“Desde los 11 años nos enseñaron en la escuela primaria, y desde 1993 los hermanos Solís nos dedicamos a la elaboración de muebles y artesanías.”

En el Pueblo Mágico de Tapijulapa podemos encontrar su taller “La Esmeralda de la Sierra”. En la calle Carlos Madrazo, número 20, los visitantes pueden apreciar una variedad de productos hechos de fibra vegetal. 

Don Crisanto comenta que dependiendo de la habilidad del artesano, éste puede hacer una bolsa de mimbre en dos o tres horas.

Finalmente, destaca que los productos y muebles hechos de motusay siguen atrayendo el interés de la gente, y ahora los artesanos tienen la oportunidad de cultivar su propia materia prima. 

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Doña Carmela Méndez Almeida

A 100 metros de la iglesia y santuario de La Asunción, en el poblado Cupilco, municipio de Comalcalco, Tabasco, doña Carmela Méndez Almeida trabaja desde que salen los primeros rayos del sol, en el taller donde elabora piezas de barro.

“Empiezo a las seis de la mañana, después de la 1 descanso, y en la tarde vuelvo a trabajar”.

Saumerios, hornos, ollas,  entre otras piezas, son moldeadas con sus hábiles manos; al igual que otros productos artesanales como el achiote y jícaras que vende, y que le han permitido sacar adelante a sus diez hijos.

Nos platica que tres de ellos también se dedican a este noble oficio; actualmente igual lo transmite a sus pequeños nietos, para preservar la tradición que ella recibió “vendo desde que tengo 21 años, pero desde chamaca aprendí con mi mamá y abuelita”.

A sus 61 años, doña Carmela invita a los amigos de Brilla Tabasco a seguir usando las piezas de barro que con orgullo elaboran los artesanos locales.