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Visita Jardín Laguna y enamórate de los nenúfares

Jardín Laguna es el paraíso de los nenúfares, también conocidas como plantas acuáticas con flores, que abren sus pétalos en distintos horarios. Sus raíces pueden medir hasta 5 metros de largo, y crecen en lagos, lagunas, pantanos o arroyos.

Este espacio enclavado en la ranchería Corriente Segunda Sección del municipio de Nacajuca, Tabasco, es también el refugio de diversas especies de la fauna local; el marco perfecto para fotografiar las diversas tonalidades que la naturaleza ofrece, y el inicio del proyecto para construir una granja orgánica.

Pero sobre todo, es la pasión de Ángel Mario Frías Pérez, por vivir cada día el despertar de las siete especies de nenúfares que tiene.

Originario de la zona Chontalpa, refiere que a lo largo de los años coleccionistas como él han propagado esta planta proveniente de Asia, y “todos los días hibridadores están creando nuevas especies; aunque hay otras nativas que se están extinguiendo”.

Egresado de la Universidad Tecnológica de Tabasco como Técnico Superior en Turismo, después de 10 años  de trabajar en el ramo de la hotelería, tres de ellos en el estado de Baja California, Ángel Frías emprendió la aventura de construir tres estanques naturales, y tres estanques de producción de nenúfares en el terreno familiar. 

Las hojas de los nenúfares son paneles solares que la ayudan a alimentarse; además, “funcionan como plantas filtradoras, es decir, sus raíces van descomponiendo toda la materia orgánica de los pantanos, y los residuos de los peces o de la fauna que habitan en el cuerpo lagunar”, puntualiza.

La rápida reproducción de los nenúfares hizo que desde agosto del 2018, Ángel empezara a comercializarlos entre amigos y conocidos.

El costo de cada planta varía, desde los 150 pesos hasta los mil pesos, pero “su mantenimiento es fácil, porque entre más sol reciben, crecen y florecen más.” Agrega que “No necesitan de mucho cuidado, porque no les gusta el agua limpia u oxigenada.”

También conocidas como lirio de agua se pueden encontrar en diversas tonalidades, como lila, blanco, morado, rosa, fucsia, y amarillo.

En tanto se consolida su proyecto -que a largo plazo incluye construir en las casi tres hectáreas de terreno una granja orgánica autosustentable, que tenga un espacio para que las personas acampen- Ángel Frías dijo estar más que dispuesto a recibir visitantes en Jardín Laguna, y contagiarles su pasión por estas plantas acuáticas.

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La Enrama, una ofrenda de gratitud a San Isidro Labrador

Entregar el fruto del trabajo a San Isidro Labrador, como una ofrenda de gratitud por las bendiciones obtenidas a lo largo de un año, es una tradición que anualmente celebra la feligresía católica del municipio de Comalcalco, Tabasco. 

Conocida como la Enrama, en la última década esta actividad se realiza el domingo previo al 15 de mayo, Día de San Isidro Labrador, como una invitación a que en medio de la adversidad el pueblo tabasqueño se mantenga en pie.

Prohibida durante la época garridista, se reactivó en 1938, y fue promovida con mayor énfasis a partir de 1948, con la llegada de los misioneros del Espíritu Santo a la región.

El sacerdote Javier Lozano Parkman, originario de la Ciudad de México, que desde hace tres años está al frente de la parroquia, agrega que esta tradición también ayuda a construir el tejido social en comunión, para trabajar en paz y por la vida:

“La Enrama tiene su origen en este sentido de ofrenda, ofrecemos en gratitud al señor, a nuestro Dios, el producto de la tierra, y se comparte. Es un tema de comunidad, de compartir, aquí en Comalcalco, había y estamos tratando de mantener dos dinámicas interesantes: El trueque, que es el intercambio de productos; y el tequio, que es el intercambio de tiempo, de trabajo.”

Con fervor, alegría, y júbilo, llevando productos agrícolas, ganado, y diversos obsequios,familias recorren las calles Ignacio López Rayón y Benito Juárez, hasta llegar al parque central, para arribar a la parroquia erigida en honor al Santo Patrono. 

Esta costumbre siempre ha tenido el propósito de unificar a la comunidad, asegura José García Jiménez, “Los campesinos venían, hacían el recorrido a las 12 del día por la calle principal, era impresionante ver a los señores cargando palos colgados de ofrenda. La gente del pueblo  lo que hacíamos era salir a  ver, y apoyarlos con agua, con pozol.”

En la organización de la Enrama participan cientos de personas, a través de las comisiones de orden, del cacao, de ganado, y pozol, ya que ese día se regala a los asistentes cerca de seis mil litros de esta emblemática bebida tabasqueña.

Tres semanas antes la imagen de San Isidro Labrador recorre las parroquias del municipio, a su regreso empieza la novena, que cada año tiene distintas modalidades, entre ellas, la Enrama de los niños, de los jóvenes, de los ministros de la liturgia, los catequistas adultos, del apostolado de la cruz, de la adoración nocturna, el cursillo de cristiandad, y la renovación carismática.

“Creo que Comalcalco siente esto como un asunto de su propia identidad, es una manera de decir, somos este pueblo, somos de esta tierra, somos de Comalcalco, el cacao es algo primario, fundamental, y sí, es el momento de encontrarnos todo el pueblo celebrando”, afirma el misionero del Espíritu Santo.

En apoyo a la labor pastoral de la iglesia, los productores entregan sus ofrendas: “Aquí abajo se hace un mercadito y todos los productos, el coco, las plantitas, las aves de corral, el arroz, el café, se va vendiendo. La idea es que todo sea a un costo menor al que puedan encontrar en las tiendas, es un esfuerzo que sea una ayuda para todos.”

Los productos se venden en la parroquia San Isidro Labrador durante una semana y después se comercializa en las comunidades. Además, “Nos reunimos con muchos campesinos a hacer la quiebra del cacao, se pone a fermentar, luego se seca y se vende ya procesado. En el caso del ganado, se subasta”, explica el sacerdote Javier Lozano.

Finalmente, acompañada de su familia, la señora Alicia Baltasar Brito desea que las nuevas generaciones conozcan y participen en esta actividad: “Hacemos la extensa invitación, es algo maravilloso, estamos rescatando esas Enramas que se hacían años atrás, y la verdad que estamos muy contentos.”

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Tejedoras de Guano: Lazos que crean historias

Manos tabasqueñas tejen y entrelazan años de historia y tradición. Niñas, jóvenes, mujeres adultas, y mayores, unen su experiencia y conocimiento para preservar, de generación en generación, la elaboración de artesanías hechas a base del cojoyo de palma natural o pintada.

En esta ocasión conoceremos la historia de tres mujeres, que junto con otras compañeras, se reúnen en la casa-taller “Artesanías los grillos de Tucta”, ubicado en el poblado Tucta, Nacajuca, del estado de Tabasco.

Solo la edad las diferencia, porque el entusiasmo de crear y compartir el proceso para trabajar con el guano redondo tabasqueño se refleja más que en sus palabras, en sus miradas y gestos.

Mientras realiza el partido del cojoyo, doña Prudencia de la Cruz Sarracino, de 60 años de edad, casada, y madre de siete hijos, narra que sus padres también fueron artesanos y desde pequeña le enseñaron el tejido de la palma de guano.

Recuerda que de los productos que vendían podían subsistir, pero con los años está situación ha cambiado porque la demanda de las artesanías es menor.

Cuando se casó, varias personas de Tucta, entre ellas, su esposo Melesio Pérez Castro, viajaron a la cabecera municipal y aprendieron a hacer tortilleros, bolsos y sombreros, y después enseñaron al resto de la familia.

Sin embargo, la enfermedad tocó a su puerta y por un largo período dejó el oficio, situación que cambió hace dos años cuando en la casa-taller encontró el medio para comercializar las artesanías que realiza con la ayuda de algunas de sus hijas; aunque reconoce que, al igual que otros jóvenes de la comunidad, no muestran tanto interés por resguardar está tradición, ya sea porque emigran para estudiar o porque ahora es más difícil adquirir el material.

El calor que acompaña la tarde no hace mella en doña Prudencia, al contrario, comparte su esperanza de que esta tradición artesanal se pueda preservar por medio de otras personas, que como ella, instruyan a las niñas y niños en este universo de tejidos y colores.

Desde épocas inmemoriales las mujeres de Nacajuca se han dedicado a la producción y los hombres eran quienes viajaban por el río hacia Villahermosa, capital del estado, para vender.

Una de esas tabasqueñas fue doña Petrona Román -quien falleció hace ocho años- pero a sus 87 todavía tejía sombreros y canastas. Su familia tiene una historia de más de 500 años en la tradición de hacer artesanías a base de guano, refiere Sonia García Domínguez. Ella la conoció porque fue la abuela de su esposo Tomás Pérez Hernández, y quien le enseñó este oficio.

No obstante, el encuentro con la palma de guano data de su niñez. Sonia comparte que hace poco más de 40 años, como la mayoría de las familias de Nacajuca, la suya realizaba artesanías para su consumo. Sus padres, transformaban el guano en animalitos con los que ella jugaba.

Aprendido el oficio, y con el apoyo de la carrera que estudió, Licenciatura en Contaduría Pública, desde hace 17 años Sonia empezó a comercializar las artesanías que junto con su esposo e hijos, Tomás de diez años y Sofía Guadalupe, de ocho, realizan. Además de sumar en esta tarea de promoción y venta a otros artesanos del poblado de Tucta.

Ocupada en la tarea de fomentar la tradición y cultura de su pueblo imparte talleres para instruir en esta técnica ancestral, y en su hija ha encontrado a una de sus mejores alumnas, que incluso a veces la supera en el dominio de las ventas, sobre todo de las artesanías que ella misma elabora, plática acompañada de una risa cómplice.

En esta ocasión Sofía Guadalupe se muestra tímida, pero su mirada enmarcada por largas pestañas pocas veces se distrae con el ir y venir de las personas que visitan la casa-taller, está concentrada en el guano que domina con sus hábiles manos, y en 5 minutos termina un pez.

A los seis años aprendió a tejer la palma de guano, no solo sus padres fueron sus maestros, su hermano la enseñó a hacer los grillos. Por ahora Sofía estudia el tercer grado de primaria, pero sin pensarlo dos veces responde: “quiero ser artesana”, cuando se le cuestiona que quiere ser de grande.

Estas tres generaciones de artesanas expresan su amor por el arte, la cultura y tradición con la labor que diariamente realizan. Entre ellas se llaman hermanas, no hacen falta las palabras, en el ambiente se respira la armonía y su entusiasmo por compartir con el resto del mundo la pasión de tejer más sueños y esperanzas.

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De Paraíso a Roma, “El gran crustáceo azul”

El artesano Enrique Oyosa Ortiz platica a Brilla Tabasco que durante un recorrido por la localidad de Puerto Ceiba, municipio de Paraíso, Tabasco, el cineasta Alfonso Cuarón vio su obra “El gran crustáceo azul”, y a través de los productores de la película Roma, se dieron a la tarea de buscarlo para pedirle su autorización y grabar una escena ahí.

Aunque confiesa que al principio no dimensionó la magnitud de esta solicitud, cuando vio la entrega de los premios que realiza la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, lágrimas de emoción corrieron por su rostro al ver que la imagen fue clave para ganar el Óscar por Mejor Fotografía.

Originalmente la obra “El gran crustáceo azul”, fue realizada para adornar el carro y barco alegórico que representó al municipio de Paraíso, en la Feria Tabasco 2007, donde ganó el primer lugar. Ese mismo año se forró con fibra de vidrio, y desde entonces se exhibe en el pequeño malecón que hay en la entrada de Puerta Ceiba.